Para ser justos es necesario saber que no lo somos
La mente del ser humano no está construida para ser justos o tomar decisiones éticas. Mindfulness nos puede ayudar a tomar consciencia de ello y actuar en consecuencia.
Imagina por un momento la siguiente situación. Tienes un montón de currículos encima de tu mesa, debes elegir a alguien para un puesto que necesitas cubrir en tu organización. ¿A quién eliges? Todos pensaríamos a priori: «A la persona más preparada para el puesto», ¿verdad?
Un estudio
En un estudio se dio a un grupo de managers unos currículos. Algunos de ellos eran réplicas exactas donde solo se habían cambiado los nombres. Se observó que aquellos currículos de personas cuyos nombres parecían afines al país y cultura donde estaban ubicados recibían muchas más llamadas que aquellos con nombres que mostraban un origen diferente y tal vez extranjero. Claramente los nombres tenían asociados sesgos implícitos que impactaban en las decisiones más allá de la preparación y valor que cada persona podía traer a la empresa.
Las actividades de ocio que cada persona desarrollaba eran también otra base para hacer suposiciones. Aquellos que indicaban la práctica de hobbies más «prestigiosos», como montar a caballo, en comparación con deportes como el baloncesto, hacían inclinar la balanza hacia un candidato o hacia otro. De tal forma que aquellos que practicaban actividades que sonaban más prestigiosas eran considerados colaboradores más adecuados para el puesto, simplemente porque se percibía en ellos un estatus económico y financiero más saneado.
Toma de decisiones racional
Tradicionalmente asumimos que hay dos formas de tomar decisiones: puedes ser una persona que toma decisiones racionales o puedes ser de los que deciden dejarse llevar por su instinto en cada momento. De acuerdo con Michael Levine de Psychology Today, la toma de decisiones racional solo representa un 20 por ciento de la toma de decisiones en el ser humano.
La toma de decisiones racional solo representa un 20 por ciento de la toma de decisiones en el ser humano.
Michael Levine, Psychology Today
Sea cual sea la fórmula que creas que más utilizas para tomar decisiones has de recordar los estudios que han probado que nuestros sesgos implícitos nos llevan a conclusiones y decisiones sin ser conscientes de ello.
Esto afecta no solo a la persona que decide en ese momento, si no que afecta a todo su sistema y entorno, puede tratarse de la decisión de una persona que dirige una organización o tratarse de una mera decisión para consumir un producto u otro.
Por su naturaleza, el sesgo implícito opera en el subconsciente de cada individuo, nuestro reto como individuos es hacer consciente lo inconsciente. No somos conscientes de lo que no somos conscientes por eso reconocer y prepararnos para aceptar que nuestras decisiones pueden tener sesgos ocultos ya nos libera y nos permite abrirnos a situaciones, opiniones y criterios ante los que de otra forma estaríamos completamente cerrados.
Es fundamental reconocer nuestros sesgos para ejercer un liderazgo responsable y más consciente. Tomar consciencia de nuestras inclinaciones a favor de una elección u otras, esas inclinaciones que tienen más que ver con la forma que tenemos de vivir en el mundo que con lo que es adecuado y correcto respecto a la decisión a tomar. Todos tenemos sesgos, y estos pueden ser ante la identidad de género, raza, culturas o inclinación sexual, entre muchos otros. Tal vez, incluso si crees que no los tienes, cuando te observas con detenimiento puedas descubrirlos. Saberlo y reconocerlo es ya un gran paso. Actuar con la intención de no dañar y hacer lo que es correcto es lo importante.
Mindfulness reduce el sesgo implícito
Mindfulness juega un papel primordial ante el sesgo implícito e inconsciente. Permite que ese cristal desde el que miras la realidad esté lo más limpio posible. Muchos estudios demuestran que el sesgo implícito se reduce con su práctica, y tiene mucho sentido; si aumentas la consciencia de ti mismo, de tus emociones, pensamientos y de aquello que te rodea, también reducirás tus prejuicios y sesgos.
Uno de esos estudios descubrió que la práctica de la meditación reducía el prejuicio hacia las personas que viven en la calle[1]. Otro de Adam Lueke y Bryan Gibson demostró que la meditación mindfulness reduce el sesgo implícito ante raza o edad con tan solo escuchar una meditación de diez minutos antes de participar en un juego. En esta actividad se relacionaban con compañeros de diferentes razas y decidían en quienes confiaban su dinero. Mindfulness hacía que las personas fueran mucho menos discriminadoras[2].
Si queremos crear organizaciones, espacios y países más diversos e inclusivos estemos atentos, descubramos como nos estamos comportando, dónde están nuestros sesgos y permitámonos tomar un tiempo para meditar y hacer consciente lo inconsciente.
Referencias bibliográficas:
[1] S. Parks, M. Birtel y R. Crisp (2014). Evidence That a Brief Meditation Exercise Can Reduce Prejudice Toward Homeless People. Social Psychology, 45, 458-465. 10.1027/1864-9335/a000212.
[2] A. Lueke y B. Gibson (2016). Brief mindfulness meditation reduces discrimination. Psychology of Consciousness: Theory, Research, and Practice, 3(1), 34-44. doi: http://dx.doi.org.bucm.idm.oclc.org/10.1037/cns0000081.